24 diciembre, 2011

Para Géminis

Géminis, hoy vi un programa donde un afamado conductor de televisión decía: Hay que huir de las satisfacciones fallidas que estas fiestas nos deparan. No hay que gastar de más, no hay que comer de más. Saluda al jardinero, al vendedor de paletas, no te imaginas la satisfacción que esto da. Lo bien que te sientes, saluda al bolero, verás.
Y este hombre cree que así se atrae un poco de estabilidad. Considera que dedicarle un "afectuoso" segundo al luchador le gana un atisbo de felicidad. No sabe este infeliz comunicador que mientras él se preocupa por qué va a tragar o qué va a beber o qué va a regalar, estos trabajadores aprenden a gozar la cotidiana realidad. Desconoce, desde su distancia autoimpuesta, de la libertad con que estas personas levantan los ojos para mirar de frente,  porque aprenden a ver el día desde que abre el sol y se ríen del ególatra como el mencionado que simula estima al saludar.
Pobre sociedad hipócrita que escucha a este hombre como si fuera un Dios y ahora levantará los brazos para saludar al intendente, al jardinero, al peón, como si llevar dinero en el bolsillo les obligara a realizar en ciertas fechas ejercicios de humildad.
Para personas como tú, que saben de infancia e inocencias, va un abrazo de verdad. De esos que no temen al sudor, ni al gis en los dedos, ni a la tierra en las uñas, ni a las fachas. Recuerda siempre, aún cuando el trabajo agote, no pierdas el objetivo, olvidada de ti, entrégate completa a sus reclamos.
No estoy bien, en estos días, no es el cuento que te prometí, pero no olvido mi palabra dada. Así va este pequeño cuento de Gibrán Jalil Gibrán, nacido un seis de diciembre y eternizado por su sabiduría y espiritualidad, un regalo de Navidad y ojalá vuelva el cordero a Monterrey.

23 diciembre, 2011

Queso Babybel

Mi niña me llama, insiste. Estoy afónica. Voy a su lado una y otra vez. Me vuelve a llamar. Le he traído uno de esos quesos que le encantan. Delicioso, siempre dice y abre la tapa de cera como quien desnuda una flor.



Enojada,  dispuesta a jugar al mimo de crucero, camino como tromba. ¿Cómo pintar con los dedos un regaño?. Extiende su manito, sonríe.


Perdóname, Hijita, la impaciencia no tiene corazón.

20 diciembre, 2011

Acorazado la película

Silverio Palacios es Silverio Palacios. El se atreve y le presta su nombre real a un personaje de antología ¿cómo llamarse de otra manera en Acorazado? Un mexicano hilando un sueño, llegar en balsa a Estados Unidos. Implantar algo así como el guarache mojado y aprende a decir Castro y no Fidel. Prepara un discurso y se alista a navegar sobre un "bochito", siempre al noreste, pero....
Llega a la Habana y se encuentra de frente a una realidad desconocida. Eso sí, cambia el discurso y después de un titubeo de aplausos para el actor, replantea: Vengo huyendo del capitalismo.
A un cuartico minúsculo, destinado. Le entregan la libreta de abastecimiento y su primer salario.
 ¿Esto qué es?
¿ 300 dólares? Nadie en el cine se rió, nosotros sí.
Acorazado no ha recibido la respuesta bendita de la taquilla.
Pero ¿cómo? Exhibida en pocas salas, en horarios nocturnos, el espectador mexicano enemigo involuntario del cine mexicano.
La actuación de Silverio Palacios hace crecer la película, pero va coja. El ritmo desfallece. Y es como observar dos universos a pinceladas.  Laura de la Uz impresionante en aquella Hello Hemingway, sigue dueña de sus trazos. Enrique Molina ya no encarna a Lenin, ahora es un pintor de imitaciones, "porque hay que comer" dice.
Y  Luis Alberto García, ya no encarna a un personaje de Clandestinos, ahora maneja un cocotaxi y se procura la vida.
No sé por qué los directores mexicanos y latinoamericanos se regodean en escenas que serían dignas de un tijeretazo en la sala de edición. ¿Por qué más detalle y menos sugerencia? ¿Adónde va el mensaje de un Silverio empujando su bocho, camino al mar? Primer plano de una sandalia: su mujer. Los centuriones: sus amigos. El rostro de su amante: un trasvesti. ¿Para qué? Silverio no se sacrifica como el Hijo, en realidad no sabe qué buscar.
Acorazado evidencia las cárceles interiores. Los sueños de grandeza y de cambios infundados, porque están en la epidermis. Porque se cree alcanzar una vida mejor desde la fantasía y la ilegalidad.  Mientras la veíamos,  desfilaban frente a mí, los escenarios cubanos conocidos: la sobrevivencia en el contrabandeo, la simulación, la búsqueda de la carne ajena por el hombre siempre. Y la rumba en el solar, pareciera que no puede haber película donde la isla no suene a toque de tambor. Pero está bien, se agradece ese crescendo del final.
Cuanta película haga Silverio Palacios es digna de verse, nada más por él. Cierto, visceral, inmenso en su sencillez. "Actuar es una forma de pensar y no es un trabajo fácil."
Silverio, el personaje,  navega dentro de sí en una farsa y no se encuentra. Silverio se ahorra batallar en el desierto. Sueña un delirio americano y llega a un aparente paraiso. ¿Pero lo es?

17 diciembre, 2011

Stefani Joanne Angelina


Sé que no eres Yo. No te conozco. Intento observarte de lejos en cualquier vidriera o en el espejo retrovisor, pero  te escondes dentro de mí y sigues apareciendo cuando me desmaquillo. Susurras: Yo soy…

15 diciembre, 2011

El Guayabero, Eliseo Alberto y las vías


En la vida, como la gente, las historias se cruzan. Los recuerdos también tejen las mallas y uno cae como aprendiz de trapecista. Eliseo Alberto escribe sobre Faustino Oramas en Tren Expreso (sigo descifrando vagones estos días):
“Un estafador de corazones que en vida fue coronado “Rey del doble sentido” por una composición suya donde cuenta la historia de una potranca enamorada:
Mi yegüita, cómo no/ la llevo a todas las feria/ porque mi yegüita es seria/respetuosa como yo. / Un día la pretendió/ un burrito de Bainoa/Y ella que es de Jibacoa/le dijo: No puede ser/porque usted quiere meter/la Habana en Guanabacoa.
Y agrega Eliseo Alberto con esa picardía natural del cubano: “Meter la Habana en Guanabacoa quiere decir exactamente lo que usted está pensando amigo lector”.
Vi a Faustino Oramas, el Guayabero, por allá de los noventa, espectáculos populares llenaban las salas de cine como el Payret y el América.
Mis tiempos frente al parque El curita, dulces del Barrio Chino y grupo de amigos irreales se coronaban con el Aquelarre y aquella vez que vi llegar con ayuda a un viejito prietísimo, jorobado y muy flaco. Parecía serio por la edad o las reumas, no sé y al sentarse frente al micrófono no sonrió, pero empezó el relajo. Cuando puedo ir a Cuba, evoco en sus aceras aquellos contrastes de Silvio, Anabel, Pablo y me voy al frente en aquella casona vieja donde los Beatles nos llenaban estómago y oídos. Ay, cómo temblaba el puntal del techo con las ruedas de casino y después de ese primer retorno subo en la china bicicleta y el agua nos salpica en el malecón. El Karl Marx con Virulo y su pandilla de hoy fantasmas. Termino la noche en el Sótano, Perugorria a cuatro metros. También, Jorge Luis Alvarez en La Mandrágora. Madrugada de confronta y regaños y sueño con hambre, la verdad.
Leo en La vida alcanza de Eliseo:
Un día, hace también muchos marzos, Gabriel García Marquez (el novelista más grande de la lengua cervantina, incluido Cervantes) me llamó por teléfono porque no podía recordar la letra de una guaracha que había escuchado en la Habana. Me dio una pista: Habla de una locomotora. Se la canté por el auricular: La vida es un tren expreso/ que recorre leguas miles/ El tiempo son los raíles/ y el tren no tiene regreso/En él se embarcan por eso, / elviejo, el nuevo y el serio/el bobo, el del Ministerio./ El tren a todos complace,/ y en la parada que hace/los deja en el cementerio.
Se acaba el año... puede que uno haya dejado de jugar al trapecista. Son los recuerdos, los soliloquios como una alforja.  Mientras hayan soneros y escritores cubanos, inmortales... La vida...¿alcanza?

12 diciembre, 2011

El dinosaurio

Para entender La culta dama, de José de la Colina es necesario haber leído, en un pestañazo,  El dinosaurio de Augusto Monterroso.

Y cruzando los acantilados, dientes de perro y senderos de coral en esta navegación perpetua de la lectura. Con breves atisbos de arena, tierra y playa, sin ánimo de naufragar encontré este maravilloso fragmento del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique.
El escritor guatemalteco Augusto Monterroso es tan chiquito, pero tan chiquito, que de él dicen sus amigos, en México, que no le cabe la menor duda. La frase, creo, es del extraordinario escritor e historiador peruano José Durand, hoy en día profesor de la Universidad de Berkeley pero que hace muchos años residió en México y entabló amistad con el tamaño pequeño y la estatura gigante de Augusto "Tito" Monterroso, pues en México vive exiliado desde hace muchos años el escritor más chiquito que mis ojos hayan podido ver. Refiriéndose al tamañazo de su amigo José Durand, e interrogado a menudo sobre estos asuntos de estatura y peso, responde Monterroso:
- Pues a Durand me lo paso por alto.
Extraido de Permiso para vivir (Antimemorias) Tamaños escritores. Alfredo Bryce Echenique. Ed. Cal y Arena. mayo 1994

09 diciembre, 2011

José de la Colina

"En la naturaleza del cuento está el ser caprichoso, imprevisible e impuntual".
                                         José de la Colina
Entrevistaron a José de la Colina y me atrapó su buen humor, su chispa. Hay escritores que saben vivir prendidos como una hoguera. Me acerco a ese fuego creador y en la pasada FILIJ encuentro Tren de historias, una verdadera sorpresa. Me gusta un autor que puede escribir o reescribir desde la oralidad narrativa, quizás por eso se hace realidad el conjuro:  abro este libro y no puedo parar de contarlo.
Dicen que  es un cofre de cuentos perdidos y recuperados. Incluso el autor generoso, al final nos explica un poco del génesis de cada piedra contada.
Ahora que todos andan escandalizados por otro futuro presidente mexicano, que no lee, vamos a compartir estas pequeñas joyas del ingenio, aunque no sé, hoy son pocos los seducidos por la voz y el papel...pero es diciembre...

06 diciembre, 2011

¿Por qué cuento?

Fui una niña tímida. Ser único hijo no tiene ventajas. Tu padre cree que eres preciosa y tu madre exige que seas la mejor, porque no hay más opciones. Debió ser por esos recovecos que me gustaba escuchar las voces de los otros y después en los caminos de la lectura, descubrí tonos y matices en los personajes. De esos que el autor no entiende, que el escritor no puede simular, pero yo lectora, sí.

Fue en 1990 cuando empecé a contar y para el 1993 ya andaba narrando en México y la lectura tomó cuerpo y voz. Desde entonces, he conocido gente Eco y personas Voz.  Los Ecos no han podido hacer nada de su vida y se paran en el escenario y se creen irrepetibles y levantan los brazos como buscando vuelo. Actores frustrados, gente con ánimo de figurar, esos son la estridencia.

Las personas Voz les prestan sus gargantas a los autores, a la memoria colectiva y van por la calle diciendo historias, abrazando a todos con el Verbo y saben de lenguas muertasvivas y de armonías en el gesto y el susurro. 

 Ajeno al parecer colectivo un narrador se encuentra en el silencio. Ese instante primario antes de exponerse frente al público y contar...según yo, ese instante habla con voz propia. Mientras, aprendo de mí y de los otros,  invoco el Había una vez para exorcizar el micromundo que habito...

01 diciembre, 2011

Ay...


El nombre se le introdujo entre los dedos. Levantó los tobillos con el: ¡Te…!. Zigzagueó por las rodillas. Para cuando dijo: ¡odio!,  ya tenía  un cosquilleo insoportable entre los muslos.

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