30 octubre, 2012

¿Ella?


La niña mimada coleccionaba peluches, muñecas de moda, lapiceros de marca, abrigos rosa, disfraces de fantasía, camellos alados, botas de lluvia y paraguas mojados. También coleccionaba caprichos imposibles cuando su papi le mostraba, por el skype cada nueva “mamá”.
 

25 octubre, 2012

Después de Lucía


Ya ves, anoche me dejó sola y ya sabe que siempre me porto mal (María Eugenia Llamas "La Tucita" en Los tres huastecos).
Después de Lucía es una película mexicana que recibe el premio a Mejor Película en Cannes en la sección Una Cierta Mirada y acaba de ser premiada en el Festival Internacional de cine de Chicago. Probablemente, un tema como el bulling concierte atenciones en Francia, en México es una realidad con la que muchos niños y jóvenes se enfrentan. Silencio de todos, autoridades estudiantiles, alumnos y ojos al cielo de la familia, porque bendice a los hijos con la señal de la cruz, pero no comulgan en tiempo juntos.
El tema en México es cotidiano, basta ver en youtube la enorme cantidad de alumnas y alumnos enredados en broncas físicas y asedios psicológicos.  El director Michel Franco filmó antes un tema también escabroso, el secuestro, pero cuelga como milagritos, otros escándalos que atraen al espectador por morbo, ¿qué tal dos hermanos obligados a tener relaciones sexuales? Esto pasó en Daniel y Ana, pero ahora Después de… otra vez, no hay ritmo,  fotografía, luces o audio para crear momentos gratificantes.
Entonces, estamos ante una película que me recuerda  programas donde las miserias se exhiben en el tendedero, Cosas de la Vida. Con el afán de atraer la ladina atención del voyerista esta es una historia basada en las pérdidas: la madre, la comunicación, la moral aunque esta palabra parece quemar a quien la lee con ese hálito del fuego que consume fotografías antiguas. Y declara el director que es una muestra de la violencia en diferentes entornos: en la casa, en el entorno laboral, milagritos que sólo él visualiza.
La violencia en la escuela esa sí está bien explícita en la película que se enrosca en imágenes del padre manejando, más de ocho veces detrás del volante, en silencio,  para dar paso a otra escena. Rostro impávido de la protagonista nadando, para que infieras que la supuesta pérdida en el mar, será sólo un ardid libertario. Barrigón del padre una y otra vez, sobre la cama (recuérdense las escenas de cuerpos abatidos sobre una cama en Daniel y Ana) para mostrarnos que su luto duele y no hay manera más reiterativa de contarlo, por favor. Tuvimos deseos de levantarnos e irnos, pero quería ver la violencia en el trabajo y nunca estuvo, salvo que se refiera a un hombre que renuncia a trabajar. Quería ver la violencia en el seno familiar, pero no debe referirse a esa escena en que el padre saca una a una y lentamente cinco ca-zue-las. Coloca tapas, al ritmo que lo harías en la vida real y se echa a llorar. El ritmo, el ritmo en el cine mexicano… me recordaba por momentos aquella película Hombre mirando al sudeste, pero allá había un contenido filosófico indiscutible y un encanto del personaje que te devolvía a la esencia del ser. Aquí hay una jovencita linda, abierta y en luto, frágil por lo mismo, que es capaz de fumar mariguana, acostarse a la primera y que  sin voluntad se deja maltratar. Algo incongruente.
La escena climática de la película, escena larguísima donde ves al padre enfilando una lancha y su cara impávida y su mano sobre el timón y la espuma y rostro, mano, espuma, chico, logró algunas carcajadas en el cine. Será interesante filmar las reacciones de los jóvenes que vayan a verla. Quizás se multipliquen las que aprecié. Por momentos, adormilados, aburridos. En las escenas de sexo o de cierta exhibición de piel despertaban. Durante los cuatro eventos de violencia, despertaban también... Cosas de la vida o quizás la excusa de un sello personal del director: "un realismo inquebrantable" ¿Dónde está lo verdaderamente artístico si el producto es un retrato lerdo de la realidad?
Lo único loable del filme son las actuaciones de los chicos, a toda costa, naturales. Aunque el audio deficiente y la dicción pésima impidieran comprender muchos parlamentos ¿Qué?  Si en Cannes siguen gustando de las Lolitas, esta película supo mostrarla bien. Es posible que sea el único caso de bulling hacia una chica lindísima y popular, sólo por esta originalidad asistan al cine. Vayan a verla,  la única recomendación es que tengan calma, a los diez minutos de película hay señales de humo, pero es mucho después que se dan noticias del incendio. 
http://loftcine.tumblr.com/post/33670306241/despues-de-lucia-gratis-porque-todos-deben

23 octubre, 2012

Para nada

Pedro soñó con visitar España, gracias a la Ley de Memoria Histórica, pero un berrinche le hizo perder el turno en la Embajada y la computadora después lo bateó. Girando como un pésimo foul se subió a la nube de las desidias y sin plan ni ambición, se sentó en un portal a vender empanadas. Sin familiares en el exterior, sin dinero para viajar y sin posibilidades de generar "doblones" con su trabajo nocturno de sereno, Pedro, vio la película Juan de los Muertos y pensó en ese trabajito para entretener al odio. Cortaría cabezas, lenguas y a más de uno le haría el favor gratis, seguro que sí. La gente creyó que era bonche, pero este sería el empleo mejor pagado en un próximo futuro. Y motivado comenzó a hacer abdominales.
Pero, hace unos días, leyó en el Granma la noticia:   "solo se exigirá la presentación del pasaporte corriente actualizado y la visa del país de destino" y sueña. Le preguntas: ¿Cómo anda la cosa? Y te contesta: Tranquilo, en el bullpen...
 
Sin familiares en el exterior, sin dinero para viajar y sin posibilidades de generar..... Pedro está seguro ahora de poder comprar su nuevo sueño, una ambición tejida en años de impaciencia: Tendré un pasaporte, repite y repite...yo soy un sobreviviente...

19 octubre, 2012

Sola


·         Con familia tan ocupada, la niña aprendió a jugar con su sombra. De noche la enrolla y la esconde debajo de la almohada mientras susurra palabras de aliviada compañía. No lo sabe, pero su destino escribe la versión femenina de Peter Pan.

17 octubre, 2012

Declárate, yo me declaro


08 octubre, 2012

La posibilidad de una isla

Odiseo vuelve y espera. Espera y reconquista porque para volver sobre las huellas propias no es suficiente la memoria.  Necesita recobrar-se. Michel Houellebecq en su novela La posibilidad de una isla describe esos retornos,  pero encaminados hacia las miserias del ego.
“Esto se construye fuera de este libro; quiero que se construya así, en silencio”.
No es un libro de voces acalladas, sin embargo me recuerdan una frase que leí hace muy poco: (…) he descubierto que los destinos apestosos, resultan, además, uniformemente apestosos”. La confluencia de varias voces artificiosas, estridentes algunas; en titubeo, otras, conforman una novela sobre varios que intentan ser Odiseos. Daniel,  “una especie de Zaratrusta de las clases medias”,  asienta una carrera como  cómico “amargo” y libertino. Se divorcia y es incapaz de recordar el rostro de su ex, ni perdona al hijo común, un suicida, a quien llama idiota. Daniel goza del sexo y se reconquista en el vacío de cada mujer, pero cuando el deseo lo entrampa y sus casi cincuenta lo avasallan, entonces: “pedí unas salchichas asquerosas bañadas en una salsa grasa, que acompañé con varias cervezas; sentía que mi estomago se hinchaba, que se llenaba de mierda, y se me pasó por la cabeza la idea de acelerar el proceso de destrucción, de convertirme en un viejo repugnante y obeso”. Y no es su único trayecto.
Los críticos escriben sobre esta novela sin cuerda. Con sus perros al pie del escritorio, se miran en ella y tienen miedo. Houellebecq no mueve la col, no se rinde. Sabe escribir hacia quién van dirigidas las verdaderas caricias de Daniel. Pinta soledades. Las reseñas intentan ser únicas como Fox…
 
Incluso Houellebecq los confunde, en los raros oasis de la ciencia ficción, esboza clonaciones y esperanzas; algunos respingan enojados quieren más del ácido, más pesadilla, más de la apestosa realidad.  Nuestra vida se refleja en el silencio de islas míseras, interiores,  predestinadas como Isabelle, la primera amante, en pérdida natural de su encanto exterior: “La vida empieza a los cincuenta años, es cierto, con la salvedad de que termina a los cuarenta”.  Y la inmisericorde Esther de 23 años que va por el mundo sin bragas, porque la vida ha de cogerse con ligereza, entre las piernas. Ella es bellísima y habla poco, lo enrosca hasta pedir piedad. Los críticos han visto mueca donde carcajada.
Bien asegura Daniel: “Como el revolucionario, el humorista asume la brutalidad del mundo y le responde con mayor brutalidad”.
La propia apatía,  el ojo torvo sobre el hombro, la política, la manipuladora publicidad, temas que rectan entre los personajes y la creación de una secta es otra ilusión. Secta no de la luz, aquí la iluminación viene por el deseo, las orgías, la posesión del cuerpo del otro como viniendo por ti, por el camino de la sanación, la inmortalidad te espera en el gozo perpetuado. Daniel mantiene el ego en su isla.
No volveré a leer ninguna novela de este autor.  Dada la imposibilidad de una isla; apenas contamos con un islote como un infierno consentido. Pueden regresar mil Daniel sobre las huellas del primero. Es imposible reconquistar como Odiseo, nadie puede ser él si regresa a la Nada. Nosotros ausentes de empatía o sensibilidad respiramos como Daniel 25, con la ausencia del mar. “La felicidad no era un horizonte posible”.
Me niego a volver sobre Houellebecq. Los escritores como él, describen el acíbar, ríen solos y contagian. Prefiero confiar en la posibilidad de otra isla, la metáfora de la Gran Desecación que afecta Lanzarote no es tal;  deseo colgarme de Vincent como un pendiente, personaje con vida y propósito:
"no puedo asumir la brutalidad del mundo, sencillamente no lo consigo”
 
 

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