30 octubre, 2011

Versión Insular


Se fue a la zona roja. Quería verlas emplumar. Desde la distancia impuesta por sus guardaespaldas miraba de frente o reojo la altura de una liga, lo empinado del tacón. Se dejó caer en el mullido sillón y empezó a cacacarear como gallina. Los periodistas asentían, regodeándose. Pronto la entrevista estaría en cada red social, como prostituta en vidriera. Ella presumía el alcance de su pico abierto, con esa lengüita corta y seca,  mientras en la entrepierna calculaba el precio de su huevo.

26 octubre, 2011

Morirse en cubano

-Mirá, hermano, no te compliqués la muerte.
                              Ricardo Güiraldes
En el mes de abril, correspondía la exhumación de los restos. La tía Vitalia había cumplido el pacto con la tierra. Un nieto y su hija mayor fueron a verla. Suponiendo la mueca del azoro, ¿cómo le dices a tu muerto?... ¡Con estos ojos que te ven!
Siempre me impresionó aquel cementerio de pueblo, si teníamos otros rumbos cambiábamos la ruta para no pasar por allí. Nunca volví para hablarle a mi abuela, ni a mi tía. Para mí desde que bajaron aquella caja de madera, ellas se fueron a un lugar mejor.
La tía Vitalia tenía un pedazo del Polo Norte en su cabeza, el cabello blanco la anticipaba al final de la calle. Y sus ojos tan azules no negaban el origen español. Era hermosa, lo dije de niña y lo sostuve cuando envejeció con la dignidad de una viuda eterna. Supo vivir con su nieto gay, y sólo la vi llorar cuando murió el patriarca, guajiro fuerte como jiquí por dentro y por fuera. El mismo que las ponía a lavar y planchar sus guayaberas, sobre una lata: "Pa´que alcances bien".
La tía sabía alimentar la familia con presencias y en domingo visitaba a mi abuela o a mi madre, mientras en la cocina las escuchaba, hirviendo, un buen café. De ella aprendí a sonreir por dentro y a mirar a la gente, a la altura de los ojos. Supe también que las ancianas de mirada verde o azul no envejecen igual porque el pedazo de hierba o de mar le hace sortilegios de juventud.
Pero en aquel cementerio, los ojos cerrados para siempre iban a recibir el golpe de la luz. Por última vez. Quizás. Sus restos serían depositados en un contenedor metálico, dentro de una especie de lata. La oscuridad eterna, quizás definitiva. Y fueron callados. Tía... Les avisaron que por razones de sobrepoblación de muertos, falta de espacios, quizás el féretro de ella estaría hasta el fondo.
Recuerdo aquel mediodía, en que mi hermana mexicana tiró unos repugnantes kilos prietos sobre la mesa del comedor. MI madre saltó los escalones de la cocina. ¿DE dónde tú sacaste eso? NIña, por favor. Adriana, sonreía ingenua: Belkys me dijo, cruzas el cementerio y bajas por la carretera hacia Santa María del Rosario, pregunta pero no te vas a perder. Y hermana mexicana se sintió cubana, se montó en mi bicicleta china y subió hasta el Final, vio el cementerio y se metió, debía pasar y seguir de largo literalmente, aunque cruzarlo fue lo que dije y lo literal en Cuba no es siempre lo correcto. Antes de topar con el final ahora sí, vio una flores y unas monedas. ¡MOnedas!, dijo y las echó en su bolsillo. Ella no sabía de la brujería que posee cualquier cementerio cubano. Desconocía que esos kilos antes de llegar ahí, debieron ser lavados con sangre o aguardiente o humo de tabaco. Y mi madre, señalaba las monedas, espantada. Mi abuela proponía someter a Adriana a una limpieza, un baño con flores algo así y Adriana reía todavía cuando las fuimos a lanzar a una especie de hilo de agua dulce que hacía las veces de río natural.
¿Cuándo muere la risa? ¿Se suicida o la aniquilamos?
Por la humedad y el calor, los féretros superiores estaban rotos por debajo y los huesos de quién sabe quiénes se abrazaron. Cuando empezaron a sacar los restos de Tía Vitalia...¡Esa no es mi mamá!¡Esa no es mi abuela! ¿Qué? Y es que no estaba vestida así, esa no es su ropita, esa no es...mami. Esa no es...abuela. Tía ¿dónde estás? Y yo me invento una historia cuando me cuentan y creo que tía se fue con sus huesos a otra parte. Se cubrió de tierra y en un golpe de viento se fue al mar. Mi primo pasa días en Comunales. ¡ES que no se puede haber escapado! Aquí, en este papel dice donde está. ¡Qué me devuelvan a mi abuela! Usted la conocía, digame es que ¿no merecía un poco de dignidad?
Y le cuentan los verdaderos cuenteros comunitarios que hay mucho muerto y poco espacio. En resumen el cementerio se quedó chiquito y los muerticos se van moviendo en dependencia de la caducidad. El jefe de la brigada que la enterró ya no trabaja aquí, hay que localizarlo. ¡Pero localícenlo ya! Y yo me ofrezco para mover cabitos y mi madre me dice que cómo voy a ir a Cuba a encontrar muertos y yo le digo que si los muertos de la familia se esfuman entonces es como morirse un poco, perder el tirón de la sangre. Dejarse caer.
A los quince días, encontraron a tía. "Por la ropita la reconocí", murmuraba mi primo, con los ojos en el piso. Estaba en otra cripta, no en la familiar. Esto fue en abril, no pude escribirlo. No podía aún. No es tiempo de morir en Cuba y en la noche he pensado en los idos de mi familia. En el día en que mi abuelo empezó a pagar poco a poco un espacio en el cementerio. Cuando eres niña, crees que nunca nunca vendrá una falance helada a señalar una cruz en calcañal. Pienso en mis vecinos, en la salud de mis abuelos, en aquella calle de 101 y Final  y pienso: ¿Cómo es posible? Comala no está en México. Comala conjura allá.

25 octubre, 2011

Las Capellas

Durante los doce años que trabajé en Monterrey, al Norte de este país, conocí muchos cubanos de distintos orígenes. Vernos, en otro entorno puede llevar a encuentros que en el ámbito del caimán, no se daría.
En el 1994 conocí a Martha y Daisy Baró, Las Capellas. Al pie de un monumento a José Martí, ellas cantaron a viva voz en una avenida muy transitada y yo conté algo escrito por él. Al final, Martha se acercó a saludarme y yo sentí el gesto muy cubano porque, según el protocolo por su carrera y la edad, yo debí tener la iniciativa. Aprecié la modestia de ambas y sus chispas.
Con los meses y los años, supe más de ellas. Vivían en una especie de cuartería, franqueadas por dos excelentes bailarines cubanos y unos ocho o diez trasvestis. Trabajaban en distintos sitios del centro de la ciudad, le cantaban a la luna de medianoche y al día siguiente la ciudad se cubría de una inexplicable mixtura.
Participé con ellas en muchas fiestas organizadas por cubanos. Nos presentamos, alguna vez en un teatro de allá y las vi bajo la luz cenital y los seguidores, grandes, cubanísimas.
Martha era el carácter, la fuerza y la socialité. Padece de la columna y otros achaques, pero cuando Martha sube al escenario baila como una chiquilla y contagia. Deysi poseía una cintura delgada, casi rayando en lo sobrenatural. Tocaba el teclado como una diosa y también las percusiones. Daisy siempre estaba de buenas, dispuesta a sonreir.
SE codearon en Cuba con lo mejor del bolero cubano. Cuando Celia Cruz arribó a MOnterrey para grabar aquella novela de El alma no tiene color, Las Capellas fueron muy bien recibidas en su camerino. Todos las conocían y las veneraban porque no sólo importa el talento, ese es nada si no lo secunda un buen corazón.
Después de un viaje a la tierra, regresé tristísima y una amiga me dijo: ¡Yo sé quienes te pueden alegrar!.
Las Capellas, ya estaban trabajando en el Barrio Antiguo y disfrutaban de un buen departamento muy cerca de allí. Labraban en los regiomontanos y obtenían respeto y beneficios. Esa noche hablé y lloré con Martha en el baño del lugar. Ella estaba atravesando una crisis de su espalda y le vi el entrecejo fruncido, el gesto de dolor. Me aconsejó como una madre y yo le pasé los mensajes de su madre anciana. Una anciana como las negras en Cuba que no saben, ni se dejan envejecer. En cuya cocina me tiraron los caracoles y me leyeron un futuro, que fue tal hoy es. Margarita, guardaba un piano en la sala, sus hijas se hicieron grandes allí,  en aquella casita de la Víbora y los nietos seguían el paso con la fructífera estirpe y melódica familiar.
Encontré este video en youtube y quiero compartirlo, desgraciadamente no llega al final. 
Las Capellas me enseñaron que no importa la edad, ni el sacrificio, no importa la distancia si tienes mucho por hacer. También me entregaron pruebas de entereza, de humildad. Pasarán muchos años para que en Cuba todos los nombres figuren en la historia cultural nacional. Allá no hay paseo donde poner estrellas, la gente brilla en obsceno convivio con los demás. Ni se moldean las manos, porque las huellas dactilares se eternizan en el vecinal apretón. Además, hay quienes necesitan tapar luminosidades, en un intento de brillo propio, desde las sombras.
Pero... ojalá el día que recobremos la memoria,    Martha y Daisy Baró tengan su pedestal.

23 octubre, 2011

El Capri

Encontré la siguiente información en internet.
 Los servicios que se brindan en este hotel combinan las posibilidades que pueden disfrutarse en un gran hotel con la intimidad y privacidad de uno pequeño. Es adecuado para personas muy activas para las que el tiempo es importante, debido a su céntrica localización y su eficiente servicio.





Pero un ojo amigo lo ve así... yo no conocí el Salón Rojo, mi salario no me alcanzaba para ir a bailar.

21 octubre, 2011

Hecha en México

http://youtu.be/Ntp06jUgyjM

18 octubre, 2011

¿Por qué cuento?

Un cuento es un ser vivo, cuando el narrador lo atrapa. En cada palabra va tejiendo la magia del fuego. El cuento no es violado, es poseido. Imposible, si llegas a él queriendo aparentar, simular, comprar afectos. Un cuento, callado en la garganta,  es un amor oculto.  Y grita vítores, excitado, si alguien está dispuesto a escuchar.

12 octubre, 2011

Animales


La bestia ensaya un zarpazo tocando nada. El domador se cree dueño del látigo y su vara.  Pero… el tigre finge una escaramuza,  domina el alcance de su garra.
Enlace de foto: http://www.clarinveracruzano.com/atayde-rechaza-idea-de-prohibir-animales-en-circos

10 octubre, 2011

Ego Ego Ego

Tantos años viviendo fuera de Cuba le obligan a uno a reencontrarse. Algunos se van despojando de viejos hábitos y hasta adoptan los ritmos y arpegios circundantes. He conocido cubanos que por unos quince días en España, hablan con la z y el ritmo, ¡caballero! el ritmo de tablao zalamero... Otros regresan a Cuba con frases adoptadas, por tanto levantarse y acostarse con otras voces y orejas.
Los menos cuidaban su dicción en Cuba, por el trabajo o por la educación de casa, que todos tenemos un poco de la abuela o de la madre y se oye más cuando nos confunden del otro lado del teléfono.
El tiempo y las calles diferentes van limando la manera en que uno se reencuentra o se pierde. Una amiga me ha enviado algunas fotografías,  escribe: Me vigilan, lo sufro y lo presiento.
Si la juzgo dejo a mi Ego envanecerse, así que aplico la filosofía campesina de mi abuelo y le digo: ¡Quieto Oge!.
El Ego se ataranta y no habla, dibuja presunciones porque cómo decirle a mi amiga:  ¿ La fijación que tienes es porque no has podido cruzar del otro lado del espejo?
¿Su universo tiene un límite territorial?¿cómo espetarle que un día intentaremos levantarnos y el cuerpo yerto mostrará su indiferencia?
Uno se inventa una nariz especial, imprescindible. Bueno sería levantar las pestañas, clavar los ojos en derredor...

08 octubre, 2011

Cacho Duvanced

¡Qué incierta es la vida! exclamó Cacho, cuando se despidió de Eliseo Alberto, ese narrador cubano que aún debe andar de carnaval con sus personajes, allá en la eternidad.

 Leyendo a Eliseo descubrí al trovador argentino y los caminos de la voz se juntan otra vez, porque Cacho Duvanced entonaba desde los cuentos. Y cuando muere, lo descubre un montón de gente por acá y dicen que era uno de los imprescindibles de Latinoamérica, en fin.
Eliseo escribe sobre él: Murió en México el martes 26 de enero de 2010. Acababa de cumplir 55 años. Le falló el corazón-siempre el corazón.
No imaginaba el escritor que un año después se haría cierta su sentencia, cuando él también se despidió a medias, como se van los creadores, con el corazón en silencio: La vida es muy terca. Por mucho que le explicamos sigue sin entender que no debe dejarse arrebatar tanta gente buena

06 octubre, 2011

Rapi Diego: vivos nuestros muertos


Hay una poesía escrita a grandes rasgos de luz y sombra, en jeroglíficos de nubes y árboles, que sólo pueden leer los Inocentes.
Eliseo Diego

Eliseo Alberto veneraba la labor de su hermano Constante Alejandro Diego García Marruz, le decía el Gallego, o Rapi. Cuando Rapi muere, también en México, también en domingo, Eliseo define, en humilde cubanía: Era un hombre del carajo.

Rapi era un contador de historias y reconocía como pocos ese nexo perfecto que amalgama la historia escrita, la Oralidad y la imaginación creadora. Los libros ilustrados para las primeras edades, van formando al lector activo. Rapi siempre mencionaba Alicia en el País de las Maravillas, dentro de sus imágenes iniciáticas. Esa primera ojeada se apoya en la experiencia, los referentes, el bestiario interno que conforma una historia personal.

Rapi no estudió pintura. Aprendió a ver rodeado del Jardín Botánico y el acervo literario, en la biblioteca de sus padres, le dio las herramientas.

En la revista Leer y Leer aparece una entrevista iluminadora, incluso la utilizo como manifiesto en cada Taller de Promotores de Lectura:

(…) el niño tiene esa enorme capacidad de imaginación, muy vasta y virgen. Por ejemplo, cuando leemos en La Bella Durmiente que todos se duermen en el castillo, la princesa, el rey, los criados y… “hasta la mosca se quedó dormida en la pared” (…) ese detalle de la mosca va de lo gigantesco a lo pequeño.*

Los padres y maestros debemos estimular ese aprecio por lo aparentemente insignificante. La escuela, ni el hogar deberían ser “ese lugar donde hasta las mesas se aburren”

Rapi, en su obra, nos invita a un universo sugestivo, una puerta festiva que nos llevará al otro lado del nosotros mismos. La esencia lúdica de la inocencia se concretó en las ilustraciones de Rapi Diego. Cuando los cubanos nos ocupemos de ese viaje interno, creativo, de retorno a la niñez, cuando morir en otra geografía nos obligue a dar vuelta a la página imposible, sólo entonces fijaremos la atención en hombres del carajo, detenidos ante la mosca dormida o absortos ante la ternura del elefante.

Sería bueno repasar la obra vida, de nuestros muertos. Una cultura se ahoga cuando sólo murmuramos ignorantes: “se acaba de morir un hombre ahí detrás”.

*Leer y Leer. Junio, julio y agosto de 1999, año 3. México



04 octubre, 2011

La anfisbaena triste de Rapi Diego


Conservo en uno de mis huacales el segundo ejemplar de La Hiena Triste. Órgano vital y enhiesto de la Sección de Humorismo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, como lo describía su consejo editorial. Es del año 1986.
Formaba parte del Consejo de Dirección Rapi Diego, uno de los ilustradores de libros infantiles más originales de Cuba, también cineasta y amante del jazz y del blues.
Comparto en lectura expresiva, un cuento de Rapi, ilustrado también por él. La anfisbaena Triste, detrás de la aparente inocencia de este escrito he encontrado muchas claves, armonizan mi destino hoy. La principal no me he podido desprender ese dolor intenso que clava la muerte de una estirpe, aunque no es la muerte literal porque como las tardes lloradas por la anfisbaena, multiplicadas o eternizadas han de venir siempre esas lecturas, esos dibujos, aquellas frases que apuntalaron mi identidad.


La llaman anfisbaena porque tiene dos cabezas, Una cabeza se halla en el lugar adecuado, y la otra en la cola. Lucano escribe de ella: Alzándose sobre sus cabezas gemelas, llega peligrosa la Amphisbaena, y sus ojos brillan como lámparas. Bestiario Medieval. Edic. Ciruela. Acompaña al texto la reproducción de una miniatura del Bestiario de Oxford que incluyo como parte de mi ilustración.



La que yo conocí no presentaba la amenazante figura de dragón afaisarranado con que nos la presenta el Bestiario de Oxford, ni la peligrosa apariencia a la que se refiere Lucano, pero sí tenía y claramente apreciables, dos melancólicas cabezas, una en la cola y otra en el lugar adecuado, que respondía a algo pomposo nombre de arabella. (Lamentablemente nunca llegué a saber cómo se llamaba la cabeza de atrás) De modo que me pareció acertado considerarla como una especie casera de anfisbaena criolla.
Texto de Rapi Diego

Y para quienes andan buscando compartir lecturas y libros con sus niños, una sugerencia:
http://archivodeconnie.annaillustration.com/?p=495

02 octubre, 2011

Para abrir un lunes


Compartí esta canción con mis retoños. Cerramos los ojos. Así debe ser la voz del arcoiris, sin pretensiones. La hermosura va en el pecho y se ramifica en talento vivo.
En estos días me rondan fantasmas, los libros vienen cubiertos de sábanas multicolores. Al desnudarlos, despierta el arco en melodía. Eliseo Diego, Eliseo Alberto y Rapi conversan en un fragmento viviente de mi memoria. Por el último, desempolvé aquella Hiena Triste que ni en google aparece. Una familia de poetas idos, Rapi ha vuelto y veo con la imaginación que nos prestó. Escucho su frase: Tengo la ilusión de no haberme alejado del niño que soy yo y en mezcla llega Eliseo Alberto bajando la Calzada de Jesús del Monte, al lado de su padre, sempiternos: La eternidad por fin comienza un lunes...

Ilustración de Rapi Diego.

01 octubre, 2011

Ayeres

Con familia ocupada, la niña aprendió a jugar con su sombra. De noche la enrolla y la esconde debajo de la almohada. No lo sabe, pero su destino escribe otra versión de Peter Pan.

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