No iremos al circo. ¡No!. Ni sé por
qué, dijo con algo ronco en la voz…Cuando sintió el zarpazo en su
costado, revivió aquella pesadilla.
Despertó ahogada por el jadeo. Le contó al hombre medio dormido y se
fue por un café. Lanzó el grito contra las gradas: ¡No! Abrió los ojos cuanto pudo,
pero la realidad no te devuelve al sueño. Cuando el segundo tigre le quebró el
occipital, musitó el nombre del que había dicho: No iremos al circo...
7 ¿Qué me cuentas?:
Me encantan los circos, pero no me gustan las fieras. Ni siquiera los reptiles. En una ocasión en Venezuela me encontré con una (para mi) enorme culebra verdosa, corrí como un gamo y se lo conté a un amigo u vecino del lugar, Maturin; al rato apareció mi amigo con la culebra, me dijo que no era peligrosa, pero yo volví a correr aunque el la llevaba cogida por el cuello y su cola llegaba al suelo.
Prefiero decir como creo se dijo alguna vez " el único hombre que va a la guerra dos veces, es que se escondió en la primera".
Un abrazo. Jecego.
PD. En mi otro blog de "Apuntes para la Salud" ME VISITAN MÁS DE CIEN PERSONAS DIARIAS.
Hola apreciada Belkys, por fin logro ingresar a tu blogg. Por alguna extraña razón no lograba hacerlo. Me sorprendiste con el relato del "sueño del tigre". Me gusta mucho como escribis, me agrada tu estilo. Seguiré "viéndote". Un saludo afectuoso.
Cunado despertó entones, dilecta Belkys, el tigre seguía ahí.
Quizás porque muchos sueños son más reales q la propia y pálida realidad. Véase si no la viveza del listado del lomo del tigre.
saludos blogueros
Abrió los ojos cuanto pudo, pero la realidad no te devuelve al sueño.
Nunca desistas de un sueño. Sólo trata de ver las señales que te lleven a él.
Paulo Coelho (1947
Jecego siento cierta fascinación por los anfibios, pero con los reptiles y los felinos, rechazo absoluto. Alguna vez me vi frente a una cascabel y es una experiencia indescriptible, sólo darle las gracias a la serpiente que viste: inofensiva y a la cascabel que me avisó: no des un paso más.
Lao cosa cierta es que lo soñé y a los dos días la familia quería ir al circo, un circo bueno de esos que casi no vienen por acá y yo con el sueño prendido del cerebro, no quise. Cosas de la superstición o uno que otro sueño, con fiel cumplimiento en la realidad.
Jose y el dinosaurio también. Peligro en el lomo, visión nítida de garra que vi, no quiero ni repensarlo.
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