12 julio, 2011

Envidia

La envidia corroe el cuerpo y el espíritu. La envidia debe ser  un ácido porque el envidioso muestra los estragos en la mirada. El envidiado va por la vida sacudiéndose ese avistamiento, muta a veneno en la lengua. Dice mi abuela: El mejor antídoto contra la envidia es la memoria, no para venganza ni ancla, si no para crecer sobre el recuerdo y ver caer, con los años, al envenenador.
En uno de mis viajes a México, por un error burocrático, me declararon desertora. Alguien no espero el tiempo "reglamentado" y le dieron la noticia a mi madre. Dos años tardé en poder regresar, un tiempo de entrevistas y papeleos. Dos años, "obligada a quedar", tiempo para concretar proyectos, adoptar la maravilla de doce niños y muchos ancianos que me ayudaron a sobrellevar mi soledad. Un año después se desvaneció incluso el lugar, donde trabajaba en Cuba, aquellas dos personas que giraron con sus lenguas mi destino ahora estaban sin trabajo. El Centro de Estudios Hispánicos fue un sueño, apoyado por varios personajes importantes en Cuba, España y otros países latinoamericanos, pero las sierpes removían en su interior vanidades y envidias. Supongo quien se dedicó a "exiliarme" o quienes, pero no importa ya. El único legado es que no pudieron ahogar juventud, ni memoria y cuando veo en mi interior está habitado por una vieja bicicleta, mucho polvo del camino, libros...¿qué más necesita un hombre o una mujer para estampar veredas?
Sé que muchos sonreirán de lado, cuestionan mientras arrastran prejuicios, apegos y artilugios. Otros, presuponen. Las sierpes aún tejen por ahí sus lenguas bífidas, cuecen en sus cabezas huecas y dicen : Esa... Algunos, ya los sé, han huido de este blog donde una sospechosa...pero en cada juicio suena en mis oidos la sabiduría de mis abuelos, que han envejecido en paz y morirán como han vivido, lavándose el Espíritu con el rocío de la mañana, aspirando el olor de una natilla para dos cucharas, sorprendidos aún por la sorpresa del mango en flor. Quiero quedarme con eso, donde viva, porque soy guajira y me acompaña aún, un huacal pleno de inocencias.
Por esos azares de la risa, encontré a Virulo. Se dijo también que hubo algo de Taína la Rumbera, a mí me gusta el baile, pero para la rumba no nací .
Para quien confluyó conmigo en este punto, un regalo de Alejandro Jodorowsky: La cámara secreta con música de Adalberto y su son, en la próxima entrega.

18 ¿Qué me cuentas?:

Fermina dijo...

De todos hay en todos lados. Conozco las historias, y las que no las suponemos. Da igual la realidad, si tenemos que agarrarnos a ella con impotencia alguna vez, lo importante es lo que hicimos con ella, lo que le regalamos a ella.
Un abrazo.

entierrafirme dijo...

Sabia tu abuela, Belkys. Un abrazo. Tengo que oír tu cuento anterior, pero aunque no lo creas, los chicos no me han dejado. Hoy lo escucho.

José Antonio del Pozo dijo...

Lindo y resplandeciente texto, guajira buena, como un viaje desde la envidia a la limpia inocencia conseguida.
Saludos blogueros

Manuel Torres Rojas dijo...

¡Gracias a ti, a Jodorowsky, y a mi buena estrella, que me guió hasta tu precioso cuaderno de bitácora!
¡Me pongo a tus pies y te saludo, ilustre narradora y cuentera!

entierrafirme dijo...

Por cierto, me dejaste pensando Belkys, y voy a hacer una confesión. Como mis hijos nacieron prematuros, estuvimos 1 mes en el hospital y había una dinámica de madre-canguro, que nos hacía estar a todas las madres juntas con los chicos pegados al cuerpo a modo de incubadoras. Y uno pues se iba haciendo mamá un poco de todos los niñitos y compartía muchas cosas.
Creo que lo más cercano a la envidia que he experimentado fue en esa situación, pues me producía muchos sentimientos encontrados cuando le daban el alta médica a algún niñito. Por un lado me alegraba, pero por otro no, pues me hacía más explícito que yo seguía ahí. Era un sentimiento muy controvertido y feo.
Y aquí me ves, haciendo la confesión. Que de algo debe servir hacer públicas las culpas. Un abrazo. Y saludos para todos

La sonrisa de Hiperion dijo...

La envia, es el mal que se come al mundo con papas.

Saludos y un abrazo.

LAO dijo...

Estoy de acuerdo, creo que tal vez la envidia y la soberbia son de los peores males que se pueden llegar a tener. No hay que dejarse atrapar, ni tampoco temer de caer en ellas. Muchas gracias por este relato tan importante. Muchos saludos.

Lorena Vera Verján dijo...

Pasé por aquí a dejarte un abrazo virtual... mil gracias Belkys.

Belkys Pulido dijo...

Fermina así es, la historia cada quien la escribe a su manera, tantas versiones como gente y tantos caminos maltrechos, luego enderezaron rumbos. Es impredecible el camino, pero lo más interesante son las bifurcaciones, los trillos insospechados detrás de cada ceiba y palante....

Belkys Pulido dijo...

Char, siempre me halaga que pases por aquí, sé que te perderás unos días por tus padres y las vacaciones, pues difruta mucho, cada instante sin retorno, un día a la vez....

Belkys Pulido dijo...

José Antonio, así como inocente, inocente no queda uno, sin embargo, es esa inocencia la que salva, cuando pasan por uno comentarios y malintenciones y los dejas pasar, como el capote al toro. Entonces, entiendes de la huella hueca, esa sin aporte en el lodazal, desvanecida al fin al cruce de nuevos pasos

Belkys Pulido dijo...

Manuel hoy escribí un comentario en tu blog y un bombillo me indicó que adiós conexión, borrón y nada. En fin, es un regalo para mí el tiempo de tu comentario, gracias por venir acá.

Belkys Pulido dijo...

La sonrisa, la envidia es un remiendo en la incapacidad, condenado quien lo porta a exhibirlo con vergüenza

Belkys Pulido dijo...

Lao dice que hay envidias sanas ¿será? Y todos somos propensos, ¿cierto? pero que sea para competir en lealtad, en sinceridades.

Belkys Pulido dijo...

Lorena, fuegos artificiales porque te visito y nunca vienes, no te pierdas....

Belkys Pulido dijo...

Charlene, me gustó leerte por dentro. Las historias personales a pocos le importan, leo las bitácoras individuales y la gente sigue poesía o prosa, pero la historias de vida a pocos le importan, a mí sí. Leo a la gente por dentro cuando se deja ver. Sentí algo parecido a ti alguna vez, un día te cuento, si no es medianoche como ahora y caigo de sueño bobo

Goma de borrar. dijo...

Envidiar es cansadísimo, y yo soy perezosa. Béeesos.

Belkys Pulido dijo...

Me encantó tu conclusión, como siempre arropadora y arrobadora. Goma de Borrar, ¿por qué presiento un ir y venir raro detrás del rebaño?

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...