El mago de Oz
No aplicó para la Ley de Memoria
Histórica, un dolor de estómago le dobló la esquina antes de llegar.
La cita conseguida desde Puerto Rico, porque entrar a la página de la Embajada
era más fácil desde aquí. Ahora quiere un pasaporte, para trabajar unos meses y
volver con dinerito. ¿Trabajar dónde? ¡Tienes sesenta años papi! Pero él no
entiende, quiere comprarse unos pulloverts de esos que tienen un perro ¿tú
sabes? El sueño de toda su vida lo mira, lo ceba, lo esculpe cada noche, desde
su colchón aflatado. Y cuando amanece le da libertad para vigilias,
compra el periódico, toma café y se sienta en el portal. Portal frente a la
calle pasarela donde Yunismy le dice que cuando ella salió pensó trabajar con
las letras, algo de letras, ella se graduó muy bien, oye, fea como un trompón,
pero inteligente eso sí. Para una mujer la inteligencia debería adornarla,
dice ella sin darse cuenta del halo gris como diadema… Pero le pedían
manejo de dos idiomas, ¿ruso para qué? y excelentes habilidades con la computación y ella pues
apenas el internet, corta y pega, es difícil vivir en un país sin vecinos y se excusa para ocultar el pavor ante aquellas entrevistas, la
evidencia de que no era ni remotamente la mejor. Y Fede, el pintor, le grita, que no deja el gimnasio, es fibroso y delgado
como un jiquí como un protagonista de Juan de los muertos, pero levanta las
palanganas y las pesas improvisadas de
Bitín y le dice: Lo que tú necesitas es
un socio como yo, deja que me consiga un pasaporte y vamos a echar a andar el
negocio. Mira desde la ventana de la barbacoa, un trozo de la ciudad y parece
levitar olvidado de la cola de la guagua y el cartucho de mierda que tiró por la
ventana. Se mira las manos Coño,¡si yo
soy el mejol! Y pasa el bonito, Yoandri no sigas engordando, apaga su cigarro y
de una patada espanta una lata de cerveza: ¿Qué bolá, tío? ¿Cuándo vas a
despegar? El viejo se rasca la barba y escupe al piso. Déjate de gracia, Yoa.
Se ve que tú no tienes que hacer ná. Yoandri tiene a su madre en España, le han dicho a los vecinos que trabaja en
una oficina allá. Ha venido dos veces y cargá, dice el bonito inútil de 30 años y abre los brazos
como pintando maletas en el aire caliente. El día está de sofoco y en España
están a dos grados, Chela la mamá del Yoa debe tener las manos congeladas,
limpiar pisos es su trabajo en realidad, paga un cuartico y guarda dinero
porque siente orgullo cuando va de vacaciones a Cuba y se compra sus cuatro
vestiditos, hasta una cadena con baño de oro y ella asume la
Embajada de la familia y habla con la z mientras enseña su mejor pose detrás de
un buró. No estudió carrera como Yunismy, pero cuando se fue a España tenía buenas nalgas. El viejo cierra los ojos,
quizás en un par de horas, una semana, suyo será el pasaporte y la espuma, la
cuchilla de afeitar con vibra, el rib eye, los surullitos, el chorizo español, el jabón
de leche de burra, las botas de serpiente, el reloj de oro y las gafas Ray ban,
quiere darle la vuelta al mundo y lo atesora en una caja de galletas... son varios
apuntes. Lo único que necesita es a Lucía, o sea yo, su única hija, de mí
espera todo, el pasaporte, una maleta, un avión.
4 ¿Qué me cuentas?:
Que por lo que cuentas prefiero un país con brujas magos hadas y encantadores, pero donde se pueda respirar vida, amiga Belkys....
Lao, lindo el tiempo de mi niñez donde los magos y las hadas nacían de las manos de mi abuela. Hoy se visten de prestigitadores pero son timadores.
Un texto polifónico, con voces y sueños, como los de muchas personas (por un instante pensé en estudiantes o inmigrantes de diversos lugares), contando sus anhelos, sus fracasos, sus apuestas.
Saludos
wow hoy mas que nunca desearia vivir en el país de Oz, olvidarme de lo real y fingir que todo es una fantasía.
besos belkys
Publicar un comentario