Durante mucho tiempo trabajé con ancianos. Alguna vez me presenté en un desayuno que ofrecía el Historiador de la Habana, Eusebio Leal, el pan con mantequilla y el café con leche atraía abuelos de todas las localidades y más de uno, traía su jabita de naylon, almacen de mínimas delicias: caramelos, el pan de la libreta y en estos casos, el preparado con mantequilla: Me lo llevo para la comida, mija, recuerdo escuchar.
La mayoría mujeres viudas y dos o tres matrimonios, amorosos, sonrientes. Es curioso como el amor le prorroga la despedida a más de uno. Me decían las psicólogas que estas parejas octogenarias se mimetizan como debe ser cuando la arruga ha crecido junto a otro surco en el rostro conocido.
Sofía y el ángel habla del amor, de esa ilusión de compañía que en la soledad puede ejercer sus trucos.
5 ¿Qué me cuentas?:
Una pena no poder escuchar tu podcast, ya lo hare en otro momento. Pero doy fe a tu palabras. trabaje durante tres anos en el centro historico de la ciudad y veia a los ancianos ir a su desayuno. El amor, el baile, la actividad, la motivacion alienta los a;os. un abrazo y felicidades por tener un blog tan agradable.
Hola, le saluda Carlos el baterillero desde Perú.
Escuché su post, pero me perdí en el final, cuando Sofía lleva al sacerdote a su casa y aparece una pluma sobre su cama.
Yo también deseo aprender a relatar historias.
Saludos
Carlos el baterillero
Carlos, perdón por la demora. Chico, Sofía y la pluma, Sofía negándose a sí misma la posibilidad de revivir, de gozar. Sofía queriendo borrar las evidencias de los mejores momentos de su vida. Sofía creyendo que el ángel no está, pero todos tenemos esos ángeles ardientes dando vueltas en el camino. Todos intentamos en algún momento secar la tentación, pero ahí está.
Puedes contar, claro que sí, todos podemos. Sólo necesitas una historia que te abrace y te diga cuéntame ya, cada quien su cuento, desde la honestidad.
Yamil mil abrazos, gracias por estar.
Mi querida amiga... No he podido escuchar ninguno de tus podcast. Lamentablemente. Pero el asunto de este, al que llegué por cuenta del centenario de Dora Alonso que celebramos; me motivo a reecontrarte. Recientemente estuve donde el antiguo Covento de Belén que, adscrito a la Oficina del Historiador y con la colaboración de entidades y ONGs, acoge a muchísismos ancianos. Tendrías que ver la experiencia. Enorme..., como ha crecido. Y ya sabes de cuánto palpita mi corazón por semejante tema.
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