20 marzo, 2014

Cimbrada



En algún lugar vivimos todos, pero no es sitio común. Por eso cargo con mi propia habitación adonde he ido y de vez en cuando doy un golpe de ventana. He visto En un lugar de Africa con mesurada fascinación Un hombre convalece de malaria y está solo. Un negro lo acompaña, le da de beber y su mujer viene en camino, cargando en la maleta el último dinero que invirtió en un vestido de noche. No hay como viajar por primera vez, uno puede nacer con elegancia y sin dinero viste el decoro. “Una niña blanca no es una niña negra”, le espeta la madre, que ha defendido su percha pero no tolera a una hijita que ahora goza del fango, los amigos negros y el calor
Cuando uno ve estas películas y vive en la existencia propia, la integración a otro país, entiende muchas cosas. Ser forastero tiene un precio, ser más blanco o más oscuro; también. Tener hijos, cuenta. Puede la mujer integrarse al sembradío, puede guardar su carísimo vestido. Puede sudar y sembrar con los negros. Puede espantar langostas. Puede ir con un extraño o puede venir en los ardides del  perdón,  pero ese  país nunca será el suyo.

Ellos han soñado en Africa. Como judíos alejaron a su familia del picadero. Ella no quiere estar, luego no acepta volver. En algún lugar vivimos todos, pero no es sitio común…

3 ¿Qué me cuentas?:

Darío dijo...

Terrible vivir en esas condiciones... Un abrazo.

Manuel Torres Rojas dijo...

¿Te acuerdas de aquel cielo pintado con tizas de colores?

LAO dijo...

Gracias por compartir algo tan interesante y agudo Belkys....

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