Ninguna pluma que se
inspire en el bien, puede pintar en todo su horror el frenesí del mal. José Martí El presidio político en Cuba. Madrid 1871 t.1
pág.59
El Señor de las Moscas y La Barraca dejaron en mis recuerdos lectores un sordo dolor. El ser humano
escudado en la multitud, actúa como bestia y trepada en esa certeza tenía, en
las noches de la Habana, odiosas pesadillas. Después, en México, Los olvidados
traspasaron la pantalla y hoy resultan eventos cotidianos en los titulares.
La novela Nada, de Janne Teller ni a pesadilla
llega, pero me incomoda. Dicen y llevan, traen que en algunos países se
proscribió. Otros críticos, halagan su contenido y lo catalogan de libro
filosófico. Pero un chico sobre un ciruelo no es suficiente: Nada
importa, chilla. Se larga del salón, abandona la secundaria y a partir
de esa nada individual, se nutre la nada colectiva de sus compañeros. Ellos
buscan una loma de significados. La novelista los mueve hacia lo externo. Allí
escarban, desde las sandalias, hasta la religión con crucifijo. Un féretro
puede servir o un dedo.
Para construir la loma de
significados se lastima el cuerpo, se mutila, se viola. Salir ileso de tanto
daño es una pretensión. “Trece. Catorce. Adultos, Muertos”.
¡No hay nada que pueda
convertirse en algo!¡Porque nada importa!- voscifera Pierre Anthon, desde la rama
del ciruelo.
El chico asume de pedestal un
árbol y a partir de ahí se desarticulan las individualidades, desaparece la sensibilidad
y todos comienzan a seguir al cencerro de la maldad.
Hay lecturas para
compartir, aprecio aquellas que se entregan a la discusión de sus
lectores. No hay bueno ni uno, se
escribió desde la Biblia, no podemos cerrar los ojos a la violenta realidad,
pero…Sin dudas, no compartiría Nada con los alumnos, suficiente irreflexión sin
consecuencias se aprecia en algunos pupitres.
No contribuiré a esa loma
de lecturas abyectas en las que se tambalean los significados adolescentes. Soy ajena al
altar de lo externo y no menosprecio a la maldad, pero la construcción del ser no está sólo en la exposición de sus miserias.
6 ¿Qué me cuentas?:
He llegado hasta tu blog siguiendo tu rastro.
Es un espacio muy interesante.
Saludos desde Pensando en haiku.
La presunción de inocentes está sobrevalorada....
Saludos.
Se dice que existen tres clases de testigos: Los que han visto bien, pero dudan de lo que han visto. Los que han visto mal, pero creen haber visto bien. Y los que no han visto nada y aseguran haber visto todo.
(Marco Aurelio Almazán)
Karin, gracias por venir. Me ha resultado grato leerte.
Marián, lo que más afecta a la sociedad son los culpables, ya no presuntos, sin culpa...Suficiente martirio en los periódicos y en las calles como para darles a los jóvenes casos de impunidad como algo cierto, es cotidiano en la realidad, pero no concibo que sea bueno, en la enseñanza.
Fango, en esta novela hay de todo eso y más. Un monumento a la barbarie, solo aprovechable para reconocer que toda lectura es opcional y cuando abres el libro puede ser el cielo o la cloaca.
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