Una vez Silvia Schujert, escritora argentina, me recomendó escribir, escribir sin cesar, para que aquellas pequeñitas, tan inmediatas, succionadoras de tiempo fueran quienes me nutrieran de historias.
No puedo escribir- le decía- la paso entre biberones y estimulación temprana.
Hace cinco años de aquella charla virtual.
Ayer, mi hijita más pequeña contaba. Inmersa en una fábula de dos ratones, hacía gestos, abría ojos, juglar crecida frente a mí:
- Querían casar a la ratoncita con el sol, el aire, el monte, la cuerda...¡Señor, Cuerda!....(ahí la interrumpo)
- Recuerda que la cuerda es femenino. Sería... ¡Señora Cuerda!...
MI niña vendaval siempre. Tengo una hija tormenta, mar abierto, aciclonada. Baja de la silla y espeta, para escándalo de su mamá.
2 ¿Qué me cuentas?:
Bien por esa niña. Un beso inmenso
Charl, te resultará quizás increíble pero siempre te recuerdo. También cuando estas aciclonadas salidas, me recuerdan mi inflexibilidad. Un abrazo inmenso para tus hijos.
Publicar un comentario