Estoy segura que la vida es como
una cuerda de marinero.
Leí una entrada cautivadora en Los pasadizos del Loser http://juanherrezuelo.blogspot.mx/2013/09/anti-palabra.html
del escritor Juan Herrezuelo y volví a
la novela La insoportable levedad del
ser, allá en Tarará. Debajo de la escalera . Al pie de la playa, en el albergue. Aislada
como quedaría después de algunos años, cuando alguien decidió declararme
desertora, para armar el nudo marinero que trasformó mi rumbo. Fue un
chisme, víctima de alguien ansioso por vender su alma y merecer un puesto. Por estas lecturas de
vida he visto el filme La vida de los Otros.
Un oficial de la Stasi, policía secreta alemana del régimen comunista de la RDA, espía a una pareja de
artistas: escritor él. Actriz, ella. No eran pasto para vigilias pero alguien
interesado en la carne de la mujer, necesita enlodar al hombre y el escritor es
arrastrado, estimulado a hacer algo en
lo que jamás pensó. Una película soberbia que permite ver a un actor como Ulrich
Mühe
dando cátedra de cuáles son los
matices cuando se habla de villanías. Perpetuos, sus ojos miran dulcísimos desde las últimas fotografías. Murió en el 2007.
Milan Kundera me devuelve a proa.
En estos días cierro un ciclo de lecturas sobre críticas cubanas y poesía,
cruzando de un mástil al otro, encuentro un texto de Eliseo Alberto
Diego, quien reseña un informe redactado por la policía comunista checolosvaca
donde se documenta una delación hecha por Milan Kundera, el 14 de marzo de
1950:
Hoy, hacia las 16:00 un
estudiante, Milan Kundera, nacido el 1 de abril de 1929 en Brno (…) se presentó
en este departamento para informar que una estudiante (Iva Militka) debe
reunirse al anochecer con un tal Miroslav Dvoracek. Este último al parecer desertó
del servicio militar y estuvo en la primavera del año pasado en Alemania, donde
entró ilegalmente.
Escribe Eliseo Alberto: Miroslav Dvoracek
era un joven activista opositor al régimen comunista, piloto aviador. Acababa
de escapar del ejército y en un abrir y cerrar de ojos sería acusado de
cooperar con los servicios de espionaje de Estados Unidos (…) Cumplió catorce
años de condena en un campo de trabajos forzados en una mina de uranio.
Eliseo Alberto Diego debió saber
muy bien de qué hablaba, porque él, a su vez, escribió Informe contra mí mismo,
un libro que reseñaba la colaboración que prestó para delatar, describir y
narrar todo lo que se hacía en el seno de su familia. Aquellas magníficas
tertulias literarias a las que asistían muchos artistas y escritores cubanos,
después del triunfo revolucionario.
En fin, que esta ha sido una
semana de nudos marineros y voy tratando de desenredarlos mientras se forma
otro, doloroso, áspero: con la lectura de Manuel Rivas y La lengua de las
mariposas:
Cuando los camiones arrancaron,
cargados de presos, yo fui uno de los niños que corrieron detrás, tirando
piedras. Buscaba con desesperación el rostro del maestro para llamarle traidor
y criminal. Pero el convoy era ya una nube de polvo a lo lejos y yo, en el
medio de la Alameda, con los puños cerrados, solo fui capaz de murmurar con
rabia: ¡Sapo!¡Tilonorrinco!¡Iris!
Amarro mis estrobos, cada quien tiene una proa hacia algún lugar. En este mar de todos puedes ayustar un destino. El fin pueden ser las alas o las lenguas.
Puentes de lectura:
Manuel Rivas ¿Qué me quieres, amor?
Eliseo Alberto La vida alcanza
2 ¿Qué me cuentas?:
“En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás”. Jackes Benigne Bossuet.
Terrible la verdad de la delación. Me hiciste recordar ahora, a un texto de Marías, puede ser Tu rostro mañana, en el cual divaga preci(o)samente sobre el maldito arte de delatar en la época franquista.
Me iluminó el texto tuyo. Es una pequeña red de cazar pequeños peces.
Un abrazo..
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