En literatura, como en el
nacimiento humano, no es la concepción, sino la expresión lo que cuenta. –La una
es dolorosa; la otra, penosa, cuando no es desgarradora. Escribo, y luego podo,
pongo médula, quito hojarasca, mermo. Lo que no se tiene en pie por sí, abajo.
Donde falta un color genial, color. Donde un adjetivo saca un plano o realza
una figura, perfecciona las distancias un adjetivo. José
Martí, escrito en el margen inferior de “Contra el verso retórico y ornado”.
Del Maestro se ha dicho de todo. De
este lado se publican blasfemias, criterios infundados, burlas, como si algunos
cubanos quisieran borrarse con un dedo. Esas alimañas fueron idénticas allá,
menosprecian absolutamente su pasado, pero muchas harán como el perro
callejero, descuidado y solo va a morir al patio, donde daba del cuerpo.
Conservo una entrevista que fuera
publicada el 17 de enero de 1993, en La
Habana. Vicente Lanz García, sobrino nieto de Martí habla del hijo del Apóstol, de Maria Mantilla,
de anécdotas familiares que pasaron de voz en voz. Vicente es el nieto de
Amelia:Transcribo la parte de la entrevista que se refiere al hijo de José Martí, aquel a quien le escribiera el poeta un libro iluminado Ismaelillo. Apreciemos la virtud con que debió escribir esta dedicatoria:
Hijo:
Espantado
de todo, me refugio en ti.
Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura,
en la utilidad de la virtud, y en ti.
Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras
páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal
como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos
arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de
verte en esa forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos
han pasado por mi corazón.
¡Lleguen al tuyo!
Fragmento de la entrevista
¿Conoció a José francisco, el hijo de Martí?Sí, venía luego a casa a saber de mi madre, que era su prima, y aunque mantuve con él una amistad, me impresionó su figura. Era alto y muy serio, pero a la vez con una expresión tranquila y amable…Sí, tenía algo de Martí, pero no se le parecía físicamente. Lo recuerdo mayor, bastante canoso, diferente a la imagen del hombre de 42 años que murió en Dos Ríos.
Yo lo admiraba porque tuvo, a mi juicio, un gran mérito y jamás hizo
alarde de eso, ni de que era hijo de Martí. Pepito no se crió con su padre,
sino con su mamá y su abuelo materno que eran españofilos y censuraban las
ideas independentistas. El creció con una gran presión a su lado y para que no
se vinculara con la causa y tuvo solo contactos esporádicos con su papá. Sin
embargo, José Francisco se fue a la manigua en la guerra del 95 para luchar por
Cuba. Se ganó grados militares combatiendo como un soldado más, porque tampoco
reclamó honores por ser el hijo de Martí. Fue un hombre que supo discernir qué
era lo justo y estar siempre al lado del padre, Murió después de mi abuela,
aquí en La Habana.
José Francisco Martí y Zayas Bazán no tuvo descendencia, pero gracias a
él, el halo creativo de José Martí y su voz profética marcarían en tropos y
figuras la voz perenne de los padres.
Fragmento de Musa traviesa
Hijo soy de mi hijo!
El me rehace!
Pudiera yo, hijo mío,
Quebrando el arte
Universal, muriendo,
Mis años dándote,
Envejecerte súbito,
La vida ahorrarte!
Mas no: que no verías
En horas graves
Entrar el Sol al alma
Y a los cristales!
Hierva en tu seno puro
Risa sonante:
Rueden pliegues abajo
Libros exangües:
Sube, Jacob alegre,
La escala suave:
Ven, y de beso en beso
Mi mesa asaltes:
¡Pues esa es mi musilla,
Mi diablo ángel!
¡Ah, musilla traviesa,
Qué vuelo trae!
Puentes de lectura:
Entrevista por Rosa Miriam Elizalde. Juventud Rebelde, 17 de enero de 1993. Fotos: BaldrichAnuario del Centro de Estudios Martianos. 9. 1986
2 ¿Qué me cuentas?:
Ah, perdona mi ignorancia, Belkys, pero no sabía que a Martí se le conocía como el apóstol de la independencia; hermosísimo apostolado, por cierto. Y hermosos también esos cuatro objetos de su fe, que son tres, los tres primeros, que se sostienen por la fuerza de la voluntad que nos fortalece el cuarto: nuestros hijos, de quienes -¡qué magníficamente expresado!- somos hijos, pues volvemos a nacer a una vida nueva a través de ellos…
El Apóstol de la Patria, se le llama en Cuba, así lo nombrábamos desde pequeños. Después cuando lo estudié, supe lo que era vivir un apostolado y hoy, desde otra perspectiva, estamos algunos, más cerca de él.
Publicar un comentario