18 diciembre, 2012

La pregunta

Para todos los que abran la puerta en estos días, me quedo con estas palabras... Quizás alguien esperaría todo un pergamino filosófico, pero no, la vida se describe así...con el ritmo de lo sencillo.
 
La pregunta. Amado Nervo

En los días de mayores agitaciones dolorosas, en que hayas sufrido más choques de tus semejantes, más rozamientos penosos, en que hayas tratado más negocios difíciles y ásperos, en que hayas, en suma, sufrido más contrariedad y disgustos; en que a pesar de tu esfuerzo y de tu voluntad de dominio sobre ti mismo, hayas sentido en tu interior el aguijón de la impaciencia, aun cuando nada dejases ver en tu rostro; en esos días en que toda la cosecha de espinas de la jornada parece haber sido para ti solo, pregúntate simplemente, en el silencio del atardecer y después de inventariar tus olores: ¿He hecho, por desgracia, mal a alguien?
Y si por ventura no lo has hecho, si la sola víctima has sido tú, si los únicos desgarramientos producidos por las malezas han sido los de tu carne, regocíjate cuanto puedas; pon en tu casa la más luminosa de tus sonrisas, y vete a dormir con el corazón sereno y reposado.

Pero, si no solamente no has hecho ningún mal, sino que en medio de la tormenta han acertado a hacer algún bien, que tu regocijo no tenga límites y tu alma esté más luminosa que el crepúsculo.

Escultura de Charlotte Yazbek

15 diciembre, 2012

Para Rafael H. Lizarazo

De Luisa Pérez de Zambrana, nuestra elegíaca, una mujer que supo agachar la cabeza ante el dolor y soportar con un estoicismo imposible de emular. Poetisa cubana nacida en 1837, por ella visité y conocí El Cobre, palpé revistas y periódicos imposibles, en la Biblioteca Nacional y el Fondo de Cultura Económica.  Toqué las ruinas de su casa y vibré con su presencia espiritual;  por ella maduré y todavía aprendo.
Para Rafael H. Lizarazo, porque los poetas van tejiendo juntos las risas y los llantos. Con admiración:
A MI AMIGO A. L.

Al querer retratarme en un pedestal
coronada de laurel.

Mi noble amigo:
el delicado y generoso obsequio
conmovida agradezco; mas no quieras
verme subir al pedestal que me alzas,
con la vista inclinada y con la frente
por ti ceñida de laurel glorioso,
teñida de rubor... no, amigo mío;
pinta un árbol más bien, hojoso y fresco
en vez de pedestal, y a mí a su sombra
sentada con un libro entre las manos,
y la frente inclinada suavemente
sobre sus ricas páginas, leyendo
con profunda atención; no me circundes
de palomas, de laureles ni de rosas,
sino de fresca y silenciosa grama;
y en lugar de la espléndida corona
pon simplemente en mis cabellos lisos
una flor nada más, que más convienen
a mi cabeza candorosa y pobre
las flores que los lauros...
No me pintes más blanca ni más bella;
píntame como soy, trigueña, joven,
modesta y sin beldad; vísteme sólo
de muselina blanca, que es el traje
que a la tranquila sencillez de mi alma
y a la escasez de la fortuna mía
armoniza más bien...

Píntame en torno
un horizonte azul, un lago terso
y un sol poniente, cuyos rayos tibios
acaricien mi frente sosegada.
Píntame así, que el tiempo poderoso
pasará velozmente, como un día,
y después que esté muerta y olvidada,
a la sombra del árbol silencioso
con la frente inclinada
me hallarás estudiando todavía.

14 diciembre, 2012

Para Esteban

Para Esteban, y su familia, que no hay buen poeta sin ramas y raíces.
DE Onelio Jorge Cardoso, nuestro cuentero mayor, "de pluma fina para contar cosas"
...y si ahora uno se queda con uno mismo ya no importa tanto la voz, sino los recuerdos que la sustituyen y que en el fondo, no siéndolo, son ella misma(...)
¿Y si fueran los buenos recuerdos que tienen que ver con el río en el verano, el agua fresca, los mangos, los aguacates lustrosos donde da la luz y brilla mojada, o aquella otra vez del mar cuando el padre- después de halar y halar- vino a ponerle delante el primer pescado grande y vivo, soltando chispas de agua de oro, coleteando enloquecido?

12 diciembre, 2012

Para Charlene

Porque sé que te encanta Eliseo Alberto, porque las palabras de un poeta en prosa llevan halos consigo. Porque se acaba otro año en el que crecemos y empieza uno nuevo para ver a los pámpanos crecer.
De Conciencia y corazón:
"No se puede tener conciencia y corazón" canta Bola de Nieve en un viejo acetato. La lejanía tiene sus desventajas, entre ellas la nostalgia, pero también un par de puntos a favor: la claridad de la angustia y el calibre de una buena esperanza.
Del libro Una noche dentro de la noche, de Eliseo Alberto Diego, ediciones cal y arena.
Blog de Charlene

10 diciembre, 2012

Para Lao

Hay sitios que me gusta visitar porque sus dueños conservan impresos en la memoria halos, cruces de caminos, rieles y pasos. Para Lao, con sincera admiración.
http://lao-narracionesordinarias.blogspot.mx/

¿Qué acontecimientos de su vida conserva más frescos en la memoria?
Alejo Carpentier: Cuando se está en días de cumplir setenta años y se tiene memoria de elefante- como suele decirse-, es difícil ponerse a bucear en el repertorio de los recuerdos, en busca de acontecimientos más o menos significativos...A menudo un recuerdo nimio- simple reminiscencia de un hermoso día, de un encuentro fortuito, de una conversación interesante. se agiganta en el recuerdo...Toda experiencia humana es igualmente útil para quien sabe sacar de ella alguna enseñanza, alguna impresión, alguna imagen...
Bohemia. La Habana, 27 de diciembre de 1974

06 diciembre, 2012

En el cielo con diamantes


El hombre es un ser que ha de dar testimonio de lo que es. Heidegger
En el cielo con diamantes es la última novela de Senel Paz, como dice con luces de neón en la portada, el autor de: Fresa y Chocolate.
A pesar de que la novela se desarrolla en años siguientes al triunfo revolucionario, Senel Paz cuenta las vivencias del culebrón de generaciones que vivimos a partir de esos días una época de inocencia. La realidad de la beca, aquellos internados obligatorios donde trabajábamos en la tierra y estudiábamos después con su enmarañado funcional, las familias esperanzadas, los obcecados y los renegados. Los santos escondidos, como enterrado debía estar cualquier indicio de religión y el sexo como una constante, liberado y liberador, lavando personas y culpas.
Uno huye de ideas vestidas de recuerdos. Uno trata de dejar atrás el ente para volcarse a la esculpida del ser, pero no se escapa del fango en el calcañal y la trepadora hierba que parece esconderse detrás de los muslos. Por las páginas se deslizan las bandejas metálicas, grasosas; el chícharo con gusanos; los mismos juicios. El mismo actuar. Si eras diferente, si preferías un libro, si no apostabas tu virginidad, eras burgués, como David, el personaje principal:
" Las hermanas me dijeron que dejara a un lado mi pasividad, tanto si era por melancolía como por mal de ojo y que abandonara también la costumbre de citar a Dios cada dos por tres, como si fuera un monaguillo, y que dijera malas palabras (…) y que cuando estuviera con mis compañeros me rascara los huevos…”
 
Alguien ajeno a esa etapa de nuestras vidas puede escandalizarse, pero quienes fuimos cómplices de aquella promiscua manera de crecer nos habla, de frente,  un escritor que ha regresado por el camino de la verdad.
Junto a las canciones de los Beatles,  que se escuchaba por lo bajito; fragmentos en homenaje a Cervantes, José Martí, Lezama, Carpentier, Cabrera Infante, López Sacha, Abilio Estévez y una mezcolanza como en Cuba debe ser, desanda los caminos para mostrarnos las raíces de varias generaciones que hoy andan como venas diseminadas por aquí y por allá.
He reído al leerla y ha sido como nacer con alguna conversación pendiente, la vuelta al personaje del cine, de la calle y sus azares; los Chaplin en conquista de la guajirita, la familia afincada o no,  han vuelto con el sonido de esas bisagras que uno dejó, decrépitas, chirriantes.
Loas a Senel Paz digan lo que quieran los envidiosos, pero este es un libro de historia. Las historias de vida cruzan el mundo  figurando la verdad y En el cielo con diamantes es un libro testimonial, una novela sin tiempo o quizás mucho tiempo embonando razones que nos hicieron como hoy. Es un libro con espíritu, con memoria.
"Los introvertidos, algo esconden; los especiales, son engreídos; y los diferentes, afrancesados o maricones".
En definitiva, miras atrás y la gorda Ofelia levanta la mano, te jode en el escalafón, delata. Tu madre quedó eterna, en el medio de la calle diciendo adiós y David y Arnaldo ya envejecieron uno vive aquí; otro, acullá.
 
"Estoy en el paisaje de la ventana, soy un hombre con los brazos en cruz y en medio del verde, y si ahora mismo estuviera en el cuarto y mirara hacia acá, me vería".
Cuando lees, la novela te guiña una multitud de ojos. Imposible olvidarse de los halos, las estelas. La curva del olvido para un cubano, no es tal:
 
"Con gusto entregaría cuatro o cinco años de mi vida con tal de borrarlo todo de mi memoria. A ti seguramente te pasa lo mismo. Algo vergonzoso y mezquino, algo de lo que prefieres pasar porque te daña, habrá en tu historia, un hecho que, si acude a tu mente, te parece que te han puesto a masticar vidrios".
 
Todas las citas pertenecen al libro En el cielo con diamantes, de Senel Paz, Ediciones B, S.A. Barcelona, 2007
 

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